viernes, 26 de marzo de 2021

El cambio de paradigma y la toma de conciencia.


Por Julio Conesa.


Hablar sobre el contexto de las relaciones laborales no es más que hablar del contexto en el que se desarrollan todas las relaciones sociales. Es decir, nosotros vivimos en una sociedad en la que funciona un paradigma socioeconómico, sociopolítico y sociocultural y ese conjunto de paradigmas se ha venido imponiendo desde los años sesenta del siglo pasado por lo tanto llevamos ya 60 o 70 años con la consiguiente implantación hegemónica del neoliberalismo que ha supuesto que muchas generaciones hayan nacido dentro de este marco, no hayan conocido otro y estén dando por normal, lógico, racional y natural algo que no debe considerarse así.

Como de hecho, mirando por el retrovisor de la historia podemos comprobar que a principios del Siglo XX las movilizaciones y la organización de las clases trabajadoras, de la clase obrera, impulsaron una serie de conquista en las condiciones de vida que frente a la realidad de la clase trabajadora de final del Siglo XIX supuso un cambio sustancial; como poco a poco todo aquello fue superándose. Esa respuesta a base de huelgas, movilizaciones y sobretodo organización obrera supuso que el sistema capitalista se planteará en términos objetivos una modificación de la forma de funcionar que alejara el fantasma de la revolución en las sociedades occidentales teniendo en cuenta que en el año 1917 se había producido la Revolución Rusa y el nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Sobre 1908 ya se había empezado a hablar del fordismo, de unas nuevas tesis en las cuales se propiciaba una forma de producción capitalista que ocupó prácticamente la primera mitad del Siglo XX, una teoría en base a las cuales había que buscar fórmulas de integración de la clase trabajadora reduciendo el riesgo de revolución y movilizaciones.

El fordismo con el tiempo, también tuvo un choque con la primera gran crisis capitalista  del 29. A partir de ahí surge la necesidad de intervención inmediata del Estado para poner orden en aquella realidad económica y las teorías keynesianas cogieron fuerza e inspiraron la legislación y las políticas que a partir de ese momento se desarrollaron.

El objetivo fundamental de las políticas keynesianas eran el incremento de la productividad sobre la base general de mejorar las condiciones laborales que permitieran integrar la clase obrera, los trabajadores y trabajadores en la realidad económica y alejar el riesgo de revolución.

Va tomando sentido el Estado de bienestar, que aparece en la primera mitad del Siglo XX, y que tiene varios pilares fundamentales: el crecimiento económico como objetivo evidente. Generan grandes centros de producción que tienen como origen el fordismo, el empleo estable, el reconocimiento de la organización obrera y unas políticas fiscales y de desarrollo de los sistemas públicos que permitirán garantizar un reequilibrio de las desigualdades.

Todo aquello se fue desarrollando, en la práctica supuso en términos reales una disminución de la desigualdad que a posteriori, con el tiempo, acabaría generando lo que luego ha venido a llamarse “sociedad de consumo”. 

Debemos insistir en que la existencia de lo que eran los países del Este suponía un elemento de referencia para el sistema capitalista, para capitalistas y poderosos. El miedo a que pudiera producirse algo semejante, forzaba el convencimiento de que había que buscar fórmulas de entendimiento con las clases trabajadoras de tal manera que se alejara el fantasma de la revolución.

A partir de la caída del muro de Berlín, de la Unión Soviética, etcétera, digamos que hubo una corriente importante dentro de las clases poderosas, de las clases pudientes, en las que tomo fuerza la necesidad de recuperar la vieja idea de Smith y de los liberales de que había que basar la economía de nuevo en la libre competencia Y la libre competencia a todos los niveles. De ahí que tomaran fuerza las ideas que se habían ido configurando fundamentalmente en torno a los años 60-70 y se desarrollaran todas esas teorías y se normalizan como una fórmula racional y reconocible de desarrollar el sistema capitalista la búsqueda de un progreso permanente. 

La Escuela de Chicago en Estados Unidos, potenciará el aspecto ideológico y esa teoría acabará influyendo lógicamente de una forma práctica en las políticas desarrolladas por Ronald Reagan y en Gran Bretaña las políticas de Margaret Thatcher. Hasta el punto, lógicamente, de que esa esas teorías de carácter económico influyen en el marco de lo político y hacen que la legislación, las normativas, el desarrollo de la política en estos países vaya encaminada fundamentalmente abrir el camino a estas ideas neoliberales

Todo fluye en torno a esas ideas, hasta el punto lógicamente de que se genera un nuevo paradigma. Cambian las relaciones económicas, cambia las relaciones políticas y finalmente, cambian también las condiciones socioculturales.

Las tesis fundamentales del neoliberalismo que acaban imponiéndose, qué son las que en este momento vivimos, se basan fundamentalmente en tres pilares: el de la libertad económica, competencia absoluta, sin límites. De la libertad de mercado. Es el mercado el que rige las relaciones económicas y de todo tipo. Incluso hoy en día se utilizan expresiones como la de “mercado de trabajo” (y lo encontramos normal) que en definitiva de lo que está hablando es de que nosotros y nosotras como trabajadores, no somos más que una mercancía.  Según el precio que tenemos hay que incorporarlo a la balanza de los costes

Y por último la intervención del Estado que debe limitarse a lo exclusivamente esencial. Y lo esencial en esta época de neoliberalismo acaba convirtiéndose en prácticamente nada. Todo es susceptible de ser comprado y vendido. Todo es susceptible de privatizarse. En España se han privatizado prácticamente todo, mientras que en países como Francia sigue habiendo alguna joya de la corona en condiciones de control, fiscalización y producción para el estado, mientras que en España prácticamente está todo privatizado. Y esto no es que haya pasado hace dos días, sino que esto viene desde los años ochenta del siglo pasado en las que empezó a privatizarse todo y así nos ha ido.

Esto no ha sido cosa del PP, esto ya en el año 84 empezó a darse con los primeros bandazos con la venta de las empresas de carácter estatal.

Llevado hasta el último extremo, prácticamente sería privatizable todo. En este sentido, debemos tener en cuenta que esa realidad marca cómo se desarrolla la legislación, el marco normativo que va a regir las relaciones laborales y ahí tenemos como las primeras reformas laborales que supusieron la pérdida de derechos, derechos laborales y sindicales, ya se empezaron a producir en los gobiernos de Felipe González.

Todos hemos oído hablar de la huelga 14 diciembre del año 88 contra las políticas económicas del gobierno de González. Siempre ha habido, desde que el neoliberalismo se ha ido imponiendo, una especie de reacción en términos legislativos en favor de la privatización, la destrucción y la supresión de derechos laborales. Y esto con gobiernos llamados de izquierda y por supuesto los gobiernos de derecha. Los gobiernos llamados de “izquierda” en abrían el camino y luego cuando llego la derecha lo convirtieron en autopista. Eso es lo que nos hemos encontrado.

El neoliberalismo por otro lado ha tenido también su hegemonía en términos socioculturales. Todos lo estamos viendo. Se ha generado una realidad que fomenta el individualismo, la pérdida de conciencia como clase trabajadora, la generación de opinión permanente contra las organizaciones obreras; la venta de la idea fuerza por la que quien no ha conseguido un buen trabajo o no ha conseguido prosperar en la vida es por culpa de él mismo, porque recursos y medios existen, o sea que aquí el que no prospera es que no espabila.

Es pues todo un marco ideológico que ha llevado a justificar una realidad económica en la cual prácticamente el conjunto de trabajadores y trabajadoras de este país somos una especie de ejército de reserva al que hay que empobrecer para que, en un momento determinado, la gente esté dispuesta a trabajar a cualquier precio, en cualquier sitio y en cualquier condición, abaratando los costes de la mano de obra (mercancía laboral = mercado laboral) como dicen los capitalistas.

Claro, para que esto pueda finalmente cuajar de una forma definitiva, no basta con esa publicidad, con esa forma de intervenir a través de los medios de comunicación, la televisión incluso las películas o la literatura, con intervenir en la conciencia de la gente para que esto sea así, sino que además hay una acción directa antisindical, poniendo en cuestión las organizaciones sindicales que en definitiva es la única herramienta, instrumento de la clase trabajadora que tiene para defender sus intereses como clase.

Todo esto nos lleva lógicamente la segunda cuestión. ¿En qué clase social me identifico? ¿hay lucha de clases? Bueno con respecto a qué clase social te identificas desde mi punto de vista y un primer elemento que debemos poner en cuestión, es esa división artificial de clases sociales en clase alta, clase media, clase baja, como una especie de fórmula ambigua dónde en función del poder adquisitivo cada uno se va ubicando. Claro se va ubicando de forma individual, el sistema te posiciona de forma individual, bueno pues yo no tengo dinero, lo único que dispongo es de mi fuerza de trabajo, mis capacidades para realizar labores, tareas, ya sean industriales, agrícolas o del tipo que sea.

Así pues, si lo vemos en términos objetivos y el referente que tomamos es la propiedad de los medios de producción, aquello que hace que se cree riqueza, nosotros, somos trabajadores y trabajadoras los que hacemos que surja esa riqueza, somos los que trabajamos, somos los que hacemos las empresas. Es la posición como clase, como grupo de trabajadores y trabajadoras con iguales intereses en términos generales, la que va a definir la clase a la que pertenecemos de la que formamos parte.

No la mayor o menor capacidad económica puesto que puede ser fruto de circunstancias aleatorias. Imaginemos que alguien te toca la lotería, bueno pues esa persona porque le tocó la lotería no necesariamente se convierte en clase en clase alta, en capitalista.

El neoliberalismo quiere profundizar en un nuevo mundo en el que sería imposible que funcionará en las condiciones laborales reguladas, busca la individualización, la uberización (como se dice ahora), un sistema por la conversión de la clase trabajadora en sujetos aislados, fomentando la heteronomía de las personas.

Por ello, el objetivo por parte de la clase trabajadora a la hora de constituir organizaciones sindicales, a la ahora de constituirse en sindicato, como Comisiones Obreras, no tiene más objetivo que la defensa de los intereses como clase, los intereses colectivos y por lo tanto el bien común, porque consiguiendo objetivos generales, unidos, es como cada uno, cada una, individualmente también vamos a vernos beneficiados.

Las mejoras en las políticas fiscales, las mejoras de las políticas en materia de servicios públicos, las mejoras de todo tipo que favorecen la redistribución de la riqueza, si no estamos unidos como clase es imposible. Si estamos aislados, qué es lo que pretende el neoliberalismo, es más fácil vencerlos.

Por lo tanto ¿hay o no hay lucha de clase? algunos y algunas piensan que no, o que no se percibe la lucha de clases. Parece que esto es así, evidentemente, si entendemos lucha de clases por insurrección, revolución, huelgas generales y barricadas, etcétera, pues bueno, esto no se da en este momento y evidentemente no estamos en las circunstancias en las que una situación de ese tipo se de o se pueda dar con carácter general. Sí hay huelgas, movilizaciones y manifestaciones de protesta, de carácter focalizado, localizado, aislado dentro de la reivindicación global y son como pequeños chispazos que da la lucha obrera en cada lugar. 

Pero es cierto que esa lucha de clases se materializa se concreta diariamente. En todo lo que nos rodea, esa lucha de clases se ve, entendida como conflicto de intereses, se ve por ejemplo en el campo del trabajo legislativo en el Parlamento a la hora de elaborar las leyes. No son ni más ni menos que el fruto de la correlación de fuerzas.

Tenemos capacidad de incidir como clase trabajadora. La reforma laboral del 2012 de Rajoy que fue la más grave de las últimas que hemos estado viviendo no se hubiera producido si esa correlación de fuerza nos hubiera sido favorable.

La reforma laboral y otro tipo de políticas y leyes, nos van a ser desfavorable cuando la correlación de fuerzas en la realidad política es favorable a los intereses de las clases pudientes. Siempre hay un contenido de clase detrás de cada proposición política que se hace.

Por lo tanto, cuando se están elaborando leyes o cuando se están plasmando programas y proyectos de carácter político que los venden como buenos para la mayoría de la sociedad, buenos para el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas, y se llenan de buenas y bonitas palabras, vendiendo todo lo que haya que vendernos, Nosotros, sobre todo nosotros y nosotras como clase trabajadora, gente con conciencia de clase, sindicalistas, debemos ser capaces de hurgar en todo lo que rodea, debemos ver detrás, ir a la raíz de esos planteamientos políticos y ver si realmente hay un marchamo favorable a las clases trabajadoras en este país, porque de lo contrario, evidentemente irá en beneficio de los detentadores del poder, de la clase dominante en lo económico, en lo político y en lo cultural.


1 comentario:

  1. Interessant seqüència sobre els engranatges del motor de la història als darrers 100 anys.
    Imprescindible per entendre com en este país la regulació de les relacions laborals ens porta al Dret Laboral i la regulació de les relacions de classe ens porta al Dret Sindical. Cal desenvolupar aquest últim per canviar el context de les relacions laborals.

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